En la situación actual de pandemia, insertar una cláusula Covid en su contrato de alquiler para protegerse de los aumentos de precios puede ser una estrategia ganadora. Pero, ¿en qué consiste esta cláusula y cómo funciona?
La incertidumbre del mercado y la importancia del
ahorro en gastos
La cláusula Covid o cláusula de salvaguardia es una
cláusula que sirve para proteger a quienes quieran alquilar una propiedad de lo
inesperado que pueda suceder debido a la pandemia. Ya sea una persona física
que busca vivienda o un emprendedor que quiera empezar su propio negocio.
En un mercado tan complejo e incierto como el
actual, las diversas ofertas están influenciadas por muchos factores y es por
ello que merece la pena prestar la debida atención a la seguridad del hogar y
la cartera, intentando limitar los gastos y ahorrar dinero donde sea posible.
De hecho, ahora
todos los gastos se han vuelto relevantes. Entonces, ¿por qué no intentar
protegerse también en relación al alquiler, la electricidad y el gas?
Poder ahorrar en su factura no es poca cosa.
¿Qué es la cláusula Covid en detalle?
La cláusula covid permite renegociar, suspender o
reducir la tarifa en caso de un evento de fuerza mayor, previsto o no, como el
cierre forzado a causa de la propagación del virus.
La cláusula tiene por objeto proteger a ambas
partes de situaciones de incertidumbre o riesgo, o aquellas contingencias de
fuerza mayor que puedan ocurrir fuera de la voluntad.
Hasta la fecha, la
cláusula Covid está contemplada en el contexto de cambios repentinos causados
por medidas para combatir la pandemia que se lanzan con frecuencia en respuesta
a las emergencias sanitarias. Para obtener más actualizaciones sobre esto,
siempre es recomendable consultar la página web oficial del gobierno.
Protección para el alquiler residencial
Con respecto al contexto de la vivienda, el inquilino
cuyo negocio está cerrado o que está sujeto a las restricciones puede solicitar
insertar una cláusula específica en su contrato de alquiler. Por tanto, esta
cláusula puede activar una suspensión o renegociación del contrato o prever una
reducción del alquiler en caso de fuerza mayor.
La cláusula debe insertarse antes de cumplir el
contrato, señalando el riesgo para uno mismo (es decir, para el propio negocio)
de estar sujeto a las restricciones impuestas. Una vez hecho esto, puede
solicitar la inclusión de la cláusula en el contrato.
En el caso de un contrato en curso, la situación se
complica. Con los contratos anteriores a marzo de 2020, no existe una situación
de referencia previa y, por tanto, es raro que exista una cláusula de
salvaguardia. Esto significa una falta de protección para los contratos
firmados antes de la pandemia.
En ese caso, las dos partes pueden reunirse y
buscar una solución. En el ámbito regulatorio, la situación es compleja ya que
no existe un cuadro único, de hecho algunas sentencias se han basado en el caso
de fuerza mayor, pero muchas otras han rechazado la solicitud.
Entonces, para los
contratos anteriores a Covid, se debe buscar un acuerdo con el propietario
renegociando y mediando.
Protección para el alquiler comercial
Los contratos comerciales generalmente tienen una
duración mayor que los de uso residencial e involucran cifras más altas. Por
tanto, es necesario que los contratos de arrendamiento comercial contengan una
cláusula específica adaptada al caso en función de las actividades, las
consecuencias de un posible cierre y las medidas a tomar en el caso.
Para un restaurante, hoy en día es fundamental
insertar una cláusula de fuerza mayor para poder protegerse en caso de cierres
impuestos por medidas anticontagio. Dado que las restricciones impuestas son
diferentes, es bueno estipular una cláusula que permita una renegociación
flexible en función de la situación.
Protección para gastos de energía y servicios
públicos
Si bien no existe una cláusula específica que
permita el mismo nivel de protección para los gastos relacionados con su
propiedad, ya sea alquilada o propia, ahorrar en facturas no es difícil
en este momento de gran dificultad.
El primer paso es saber navegar por los diferentes
elementos que inciden en la factura para aprender a leerla y comprender qué
aspectos tienen mayor impacto en el gasto final.
Un segundo paso es mirar el mercado, fácilmente te
darás cuenta de cuántos proveedores están proponiendo soluciones a precios
fijos y bloqueados que pueden ser convenientes en una fase en la que, como te
ves obligado a quedarte en casa, el consumo de kWh aumenta inevitablemente.
De hecho, la
energía influye en un sinfín de aspectos de nuestra vida diaria y sus efectos
repercuten en muchas facetas, desde la cocina hasta el ocio, desde el trabajo
hasta la limpieza. Conocer y comprender el propio consumo y saber regular los
gastos es, por tanto, de vital importancia.
Por: Lucía Ruiz
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