Las causas pueden ser muy distintas de unas
personas a otras, pues en el orgasmo influyen factores psicológicos, culturales
y físicos
Toda
persona que ha vivido un orgasmo puede reconocerlo.
La
sexualidad es una preocupación importante en las personas, independientemente
de su sexo o género. Generalmente, el ciclo de la respuesta sexual concluye en
el orgasmo. Por eso, vivir en una sociedad hipersexualizada y no tener orgasmos
asiduamente parece un sacrilegio. Pero, ¿realmente es esto un problema?
Diferentes
estudios demuestran que la definición de orgasmo no es fácil, ya que es
algo que se vive de forma muy subjetiva.
A
grandes rasgos, se puede decir que es una sensación pico variable y transitoria
de placer intenso, que crea un estado de conciencia alterado acompañado de
contracciones rítmicas e involuntarias de la musculatura pélvica, con una
inducción de bienestar y alegría.
Toda persona que ha vivido un orgasmo puede reconocerlo, aunque la definición fuese otra. Pero, cuando no se da, ¿qué ocurre?
Nos encontramos
ante un trastorno del orgasmo. Este se define como la dificultad permanente o
recurrente, el retraso o la ausencia de alcanzar el orgasmo después de una
estimulación sexual suficiente, que causa angustia personal. Es lo que se
conoce como anorgasmia o ausencia de orgasmos.
Posibles causas de la anorgasmia
Las causas pueden
ser muy distintas de unas personas a otras, pues en el orgasmo influyen
factores psicológicos, culturales y físicos.
Getty ImagesLa edad o las enfermedades crónicas
influyen en la capacidad de tener un orgasmo.
Dentro
de los factores físicos podemos encontrar trastornos hormonales,
como la disminución de los niveles de testosterona, la influencia de otros
medicamentos (principalmente antidepresivos ISRS) o cualquier lesión o
alteración tanto de los genitales como de las partes del cuerpo implicadas en
la respuesta sexual (lesión de médula ósea o lesiones en la musculatura del
suelo pélvico). También influye la edad o las enfermedades crónicas.
Por
otro lado, los factores psicológicos, al igual que en otras disfunciones
sexuales, están muy presentes en la anorgasmia. Concretamente, los trastornos
depresivos y los de ansiedad disminuyen el deseo y la excitación.
Además,
se incluyen en este grupo experiencias sexuales previas negativas, historias de
abusos y maltratos o experiencias traumáticas o de pérdidas.
Asimismo,
cosas más leves como el miedo a dejarse llevar o la ansiedad por el rendimiento
sexual, que llevada al extremo puede hacer que la persona no consiga llegar al
orgasmo al no evadirse de estos pensamientos intrusivos.
Por
último, pueden intervenir los factores culturales. Entre ellos, encontramos los
que están interconectados con la relación presente, falta de comunicación o
intimidad, juegos eróticos insuficientes, encuentros sexuales que acaban antes
de que la mujer se excite suficiente o problemas en la relación.
Getty ImagesPuede haber factores culturales de diversa índole.
Es
importante explicar que también existen otros problemas culturales,
principalmente en el caso de las mujeres, en el que la respuesta sexual se
encuentra influenciada por un condicionamiento cultural negativo a lo largo de
los siglos, una educación sexual escasa o una actitud negativa hacia el
sexo.
Pero
identificar las causas no es tan sencillo. La anorgasmia, como la mayoría de
las disfunciones sexuales, no suele ser debida a un factor únicamente, sino al
conjunto de varios a la vez.
Del
mismo modo, tampoco suele presentarse sola, pues suele ir acompañada de otras
disfunciones. Si se altera una fase del ciclo, se descompensan otras. Por eso,
los tratamientos suelen ser variados.
¿Existe un tratamiento?
Los
tipos de tratamiento dependen mayoritariamente de las causas de la anorgasmia.
Los más frecuentes son los tratamientos psicosexuales y los farmacológicos.
Los tratamientos farmacológicos dependen, en gran medida, de cada persona. Entre los más habituales, se encuentra principalmente el uso de la testosterona. Otros fármacos que también se utilizan son los inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (PDE-5), así como los ansiolíticos.
Por
otro lado, la opción mas recomendada para anorgasmias causadas por factores
psicológicos y culturales son las terapias psicosexuales. Como punto de
partida, se recomienda la erotización sensorial y sexual tanto
en hombres como en mujeres con anorgasmia.
Del
mismo modo, se busca aportar información sexual para contrarrestar los mitos
sexuales y trabajar actitudes y pensamientos negativos. Se favorece la
autoestimulación y la masturbación dirigida, personal o en pareja.
Se
llevan a cabo programas de focalización sensorial, que son un tipo de
desensibilización sistemática, terapia psicológica aplicada al ámbito sexual.
En ellos, la persona se expone a situaciones sensuales y sexuales de forma
creciente en nivel de dificultad y ansiedad.
Por
último, se emplea la juguetería erótica, dentro de la que se
encuentran mayoritariamente los succionadores de clítoris y los masturbadores
masculinos vibratorios.
Getty ImagesLa juguetería erótica se puede emplear para lograr un orgasmo.
En
base a lo anterior, se puede decir que la anorgasmia ha sido considerada
cultural y científicamente durante mucho tiempo una disfunción sexual de las
mujeres, aunque se ha visto que esto no es así y que los hombres
también pueden sufrirla.
En
base a la pregunta que nos hacíamos sobre si es un problema de salud o no,
podemos decir que para que sea considerado un problema se deben de dar dos
características imprescindibles: que no se produzca el orgasmo a pesar de haber
una estimulación sexual adecuada y que cause angustia a la persona.
Si
tiene dudas pero no cumple estos dos requisitos, entonces probablemente no es
su caso.
*Cristina
Guerra Marmolejo es enfermera y sexóloga, y profesora de docencia e
investigación del Departamento de Enfermería y Podología de la Universidad de
Málaga. Su artículo fue publicado en The Conversation y puedes leer el
original aquí.
Fuente:
BBC News Mundo
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