PRIMERO
Que obliguen a ser
puntuales a las vistas aunque no prediquen con el ejemplo.
SEGUNDO
Que no escuchen…, y que se les note.
TERCERO
Que me obliguen a
repetir lo mismo varias veces porque noto que no atienden… y que no demuestren
darse por enterados.
CUARTO
Que me miren con
desgana mientras hablo o mira hacia un punto perdido.
QUINTO
Que frunzan el
ceño como si le estuvieran hablando de los problemas de Ganímedes.
SEXTO
Que guarden
silencio cuando les toca hablar y respondan con monosílabos cuando pregunto.
SÉPTIMO
Que durante toda
la vista oral no se hayan molestado en tomar una nota ni examinar los autos.
OCTAVO
Que bostecen con
disimulo.
NOVENO
Que me traten como
un humilde pecador que acude ante el confesionario donde le aguarda el obispo.
DÉCIMO
Que en vez de
zanjar una cuestión previa o prioritaria la pospongan hasta sentencia por
argucias procesales.
DÉCIMO PRIMERO
Que no se fijen en
los detalles pese a que insisto, enfatizo, subrayo y grito…, como profeta en el
desierto.
DÉCIMO SEGUNDO
Que pidan la
siguiente pregunta al testigo cuando este no ha acabado de responder.
DÉCIMO TERCERO
Que me digan “Sea
breve” o “Vaya concluyendo” cuando apenas he empezado a exponer mi alegato.
DÉCIMO CUARTO
Que consideren
impertinente mi testigo o mi pregunta cuando no han captado su importancia
porque no me han dejado explicarlo.
DÉCIMO QUINTO
Que crean que mis
alegatos se han improvisado y sin esfuerzo.
DÉCIMO SEXTO
Que cuchicheen con
el letrado de la Administración de Justicia mientras hablo.
DÉCIMO SÉPTIMO
Que tuteen al
abogado contrario mientras me tratan con distanciamiento.
DÉCIMO OCTAVO
Que sonrían maliciosamente
pensando que cobro más que él.
DÉCIMO NOVENO
Que se dediquen a
escudriñar con parsimonia el expediente mientras un interminable silencio cae
sobre la Sala y la tensión se eleva.
VIGÉSIMO
Que la telepatía
me dice que el juez tiene prisa por acabar este juicio.
VIGÉSIMO PRIMERO
Que no me regalen,
delante de mi cliente, ni un sencillo gesto de asentimiento mientras hablo.
VIGÉSIMO SEGUNDO
Que demuestren
falta de memoria cuando un asunto idéntico ante él siguió criterios probatorios
y decisiones distintas.
VIGÉSIMO TERCERO
Que acepten mi
minuta y sentencias con la misma actitud que los folletos publicitarios en el
metro.
VIGÉSIMO CUARTO
Que me den la
palabra como si fuera la última cena del condenado a muerte.
VIGÉSIMO QUINTO
Que la sentencia
llegue tarde y mal.
VIGÉSIMO SEXTO
Que la sentencia
no se entienda…, ni por el vencedor ni por el vencido.
VIGÉSIMO SÉPTIMO
Que los jueces
crean que por tener la última palabra, tienen la razón.
VIGÉSIMO OCTAVO
Que los jueces
crean que una toga con puñetas y unos membretes dan la ciencia que solo
proporcionan libros y experiencia.
VIGÉSIMO NOVENO
Que me digan lo
gran abogado que soy antes de poner una sentencia contraria a mis intereses.
TRIGÉSIMO
Que te digan
sonriente que, «si lo desea, puede recurrir».
Pero lo que más me
irrita, es que si el abogado se convierte algún día en juez… ¡incurre en los
defectos que criticó!
Y por supuesto que
el lector puede añadir más.
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