"¿Me conocen?" Gracfotos de cuando era niña en las rede
Umtoni quedó
huérfana cuando solo tenía dos años. En 1994 sus padres fueron víctimas del
genocidio que se cobró miles de vidas en Ruanda. Años después, ha podido
encontrar con algunos familiares.
La
mujer, que no conocía su verdadero nombre, publicó fotos suyas de niña en
grupos de WhatsApp, Facebook y Twitter el pasado abril con la esperanza de que miembros de su familia la reconocieran y
pudiera reunirse con ellos.
Sus intentos
anteriores, a través de cauces más formales, no habían dado resultado.
Todo lo que esta
enfermera de 28 años sabía de su historia es que la habían llevado a un
orfanato en Kigali, la capital ruandesa, después de encontrarla en el barrio de
Nyamirambo. También fue acogido allí su hermano, de 4 años, que murió después.
Muchos siguen
buscando a su familia.
Después de que
publicara sus fotos, aparecieron algunas personas que dijeron ser parientes
suyos, pero pasaron meses hasta que apareció alguien que de veras parecía
serlo.
Antoine Rugagi
había visto las fotos en WhatsApp y se puso en contacto con ella para decirle
que se parecía mucho a su hermana, Liliose Kamukama, muerta en el genocidio.
"El
milagro por el que había estado rezando"
"Cuando lo
vi, yo también noté que nos parecíamos", le dijo Umtoni a la BBC.
"Pero solos las pruebas de ADN podían confirmar si
éramos parientes, así que nos hicimos unas en Kigali en julio".
Umutoni viajó
desde el distrito de Gakenke, donde vive, mientras que Rugagi llegó desde
Gisenyi, en el oeste, para que pudieran recoger los resultados juntos.
Grace Umutoni y Antoine Rugagi viajaron a Kigali
para recoger los resultados de su prueba de ADN.
Resultó ser un
gran día para ambos, ya que las pruebas revelaron un 82% de posibilidades de
que ambos fueran famlia.
"Estaba
impactada. No pude contener mis ganas de expresar mi felicidad. Todavía hoy
pienso que estoy en un sueño. Fue le milagro por el que siempre había
rezado", cuenta Umtoni.
Su
recién hallado tío le contó que el nombre que le pusieron sus padres tutsis
era Yvette Mumporeze.
También le
presentó a varios parientes de la rama paterna de la familia, como su tía Marie
Josée Tanner Bucura, que lleva meses atrapada en Suiza a causa de la pandemia.
Grace Umutoni y su madre, Liliose Kamukama, en una imagen de un álbum familiar.
Ella
estaba convencida de que Grace Umtoni era su sobrina antes incluso de conocer
el resultado de las pruebas genéticas por el parecido de
la mujer de la foto de WhatsApp con el de la niña de los álbumes de la familia.
"Era
claramente la hija de mi hermano Aprice Jean Marie Vianney y su esposa, Liliose
Kamukama. A los dos los mataron en el genocidio".
'Pensamos
que ninguno había sobrevivido'
La señora Bucura
le contó también el nombre completo de su hermano, que llegó con ella al
orfanato, Yves Mucyo, y que había tenido otro hermano, Fabrice, de un año.
El genocidio
comenzó horas después de que el avión que transportaba a los presidentes de Ruanda
y Burundi, ambos de la etnia hutu, fuera derribado en la noche del 6 de abril
de 1994.
Milicias
hutus recibieron la instrucción de dar caza a los miembros de la minoría tutsi.
El suburbio de Nyamirambo, en Kigali, fue uno de los primeros en ser atacado.
Muchas de personas
murieron a machetazos en sus casas o en barricadas levantadas para impedir el
paso de quienes trataban de escapar. Algunos lograron ponerse a salvo en
iglesias y mezquitas.
La
señora Bucura dijo que alguien cómo una mujer agarraba del brazo al pequeño
Yves y se lo llevaba corriendo de allí, pero no consiguieron más
información. De su hermana no se supo nada.
El genocidio
terminó meses después, cuando los rebeldes tutsis del Frente Patriótico
Ruandés, liderado por el hoy presidente Paul Kagame, se alzó con el poder.
Muchos murieron por golpes de machete, como se aprecia en los cráneos conservados en el Memorial del Genocidio en Kigali.
"Pensamos que
ninguno había sobrevivido. Incluso los recordábamos cuando cada abril llegaba
el aniversario del genocidio", explica Bucura.
Umtoni no había
podido averiguar sobre su familia y lo único que le contaron es que Yves murió
al llegar al orfanato como resultado de las heridas que sufrió por las balas de
las milicias hutus de las que huía.
Cuando
tenía cuatro años, la niña fue adoptada por una familia tutsi del sur de Ruanda que
le dio el nombre de Grace Umtoni.
"Los
responsables de mi escuela me ayudaron y volví al orfanato en Kigali para
preguntar si había algún rastro de mi pasado, pero no había nada", dice.
"He
vivido siempre en la pena de ser alguien sin raíces,
pero seguí rezando por un milagro".
"Por bien que
me tratara la familia adoptiva, no podía dejar de pensar en mi familia
biológica, pero tenía muy poca información para siquiera empezar a
buscar".
Ahora
tiene curiosidad por saber más de sus padres. Han planeado una gran reunión
familiar con parientes que llegaran de diferentes lugares del
país y del extranjero, aunque el coronavirus ha obligado a aplazarla.
Entretanto, le han
presentado a algunos de sos familiares a través de WhatsApp y ha descubierto
que tiene un hermano mayor en Kigali, fruto de una relación anterior de su
padre.
"Estamos
agradecidos con su familia adoptiva"
Desde 1995, casi
20.000 personas se han vuelto a reunir con sus familias gracias al Comité
Internacional de la Cruz Roja.
Su portavoz para
Ruanda, Rachel Uwase, asegura que aún siguen recibiendo peticiones de ayuda de
gente a la que el genocidio separó de su familia.
En
lo que va de 2020, son 99 las personas que se han
reencontrado con sus familiares.
Para la señora
Bucura, descubrir que su sobrina había sobrevivido es algo que agradece.
"Estamos
agradecidos con la familia que la adoptó, le dio un nombre y la crió".
La joven mantendrá
el nombre que le dio su familia adoptiva ya que es el que la ha acompañado la
mayor parte de su vida.
Pero le tendrá
siempre gratitud a las redes sociales por haberla ayudado a encontrar un
sentido de pertenencia.
"Ahora hablo
frecuentemente con mi nueva familia", cuenta.
"He
pasado toda mi vida con la sensación de que no tenía raíces, pero ahora me
parece una bendición tener tanto a mi familia adoptiva
como a la biológica, ambas pendientes de mí".
Fuente:
BBC News Mundo
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