Nueva
York, EE.UU.- Los vecindarios neoyorquinos de Corona, Jackson Heights, Forrest Hills, Woodside y Jamaica, todos
ubicados en Queens, representan
las áreas con los códigos postales que han tenido la mayor cantidad de contagios y muertes relacionadas
con el coronavirus, no solo en la Gran Manzana, sino de costa a costa en todo el país.
Estos
vecindarios tienen mucho en común, de acuerdo con un exhaustivo cruce de datos del Comité de Ciudadanos para Niños de Nueva York
(CCC), sustentado en cifras del Departamento de Salud de la
Ciudad (DOHMH) y la Universidad Johns Hopkins: predominio de hispanos en situación de hacinamiento habitacional, con
bajo nivel de inglés, sin seguro médico y ocupados en trabajos esenciales.
En
este perfil, encaja el trabajador de construcción mexicano, Lucio Guédez, de 45 años, quien reside desde
hace 8 años en un sótano de una casa en Corona, con otros cuatro
poblanos. Es indocumentado, apenas sabe leer, no tiene seguro de salud y no
pudo detener sus labores en una obra pública en Brooklyn.
“Este
año me había ido malísimo. No encontraba trabajo como jornalero. Cuando se
agravó esto de la enfermedad y estaban cerrando todo, apareció una chamba
(trabajo) de mantenimiento a la que no le pude decir que no. Trabajaba o moría
de hambre. Aun sintiéndome mal,
salí a trabajar”, confesó.
Hace
dos semanas, Lucio no solo empezó a compartir el anexo de una casa en Queens
con sus paisanos, sino que también malestares de salud muy similares. Aunque
nunca confirmaron con una prueba, que se habían contagiado con COVID-19, todo indica que se están recuperando de haber
contraído el virus.
“A
toditos, nos dio fiebre, dolores
en el cuerpo y tos, mucha tos, pero nos persignamos confiando que
se nos pasaría, tomamos calmantes, porque está muy complicado eso de ir a los
hospitales. Ya estamos mejor,
aunque hay uno que todavía sigue con fiebre”, narró el inmigrante.
En ocupaciones riesgosas
Estos
cuatros inmigrantes mexicanos, no
entran en las estadísticas del DOHMH, las cuales indican que los códigos
postales del oeste de Queens, el
11368 (Corona) y el 11369 (East Elmhurst), cerca del 76.7% de las
pruebas de coronavirus practicadas resultaron positivas, en las últimas cuatro
semanas.
En
estos vecindarios más del 50% de
sus residentes son hispanos, especialmente suramericanos y
centroamericanos.
Le
sigue de cerca la zona postal 11411 en Jamaica, en el sureste de Queens, con un
promedio del 73.6% de las pruebas
COVID-19 positivas, un área con más del 40% de la población de origen
afroamericano.
En
total hasta este jueves, de los más de 162,000 pacientes confirmados con la
enfermedad viral en toda la ciudad, el 31% se detectaron en este condado.
Según
el estudio de CCC, aproximadamente uno
de cada cinco residentes en Jackson Heights, Elmhurst y Corona prestan servicio
en las áreas de hotelería, alojamiento y restaurantes, mientras que uno
de cada cinco trabajadores en Jamaica, St. Albans y Queens Village, trabajan en
áreas hospitalarias, tanto de atención médica como mantenimiento. Estas ocupaciones los hacen más vulnerables
al contagio.
“Un viento que derribó lo
más débil”
Para
el activista colombiano Anthony
Posada, Supervisor de Justicia Comunitaria de The Legal Aid
Society, quien reside en Queens, hay una correlación muy clara
entre las condiciones que viven las comunidades minoritarias de este condado y
el hecho preciso que sea el más
castigado por la pandemia.
“Es obvio que llegó un viento y derrumbó lo
más débil. Ya nuestras comunidades de inmigrantes estaban confinadas,
perseguidas por el Gobierno federal, temerosas a buscar atención médica, con una crisis de vivienda que implica en
muchos casos amenazas por parte de los caseros. Sin embargo, han estado
allí trabajando para mantener andando a la ciudad, sin importar el riesgo”,
subrayó.
Según
los análisis, en las localidades en donde se han descrito históricamente las
tasas más altas de viviendas de alquiler superpobladas, es decir que
viven más de dos personas por
habitación, hay una relación directa con focos elevados de COVID-19.
Tal
es el caso de Jackson Heights, donde el 25.7% de las unidades de alquiler están superpobladas y
Elmhurst – Corona, con la misma tendencia, que se eleva al 25.3%.
Entre sótanos y casas
“concurridas”
El salvadoreño Miguel Ríos, de 42 años, comenta
que desde hace un año está listo para mudarse solo e independizarse de la
familia que lo ayudó a establecerse como inmigrante en Jackson Heights, pero
lamentablemente el precio de la renta y las condiciones que están poniendo los
caseros, esta posibilidad se ha tenido que posponer.
“Trabajo
duro y gano bien. Me piden
historial de crédito y no tengo ni cuenta en el banco”, añade el
centroamericano.
Otros
reportes sostienen que los complejos habitacionales del condado de Queens, en
promedio, concentran las unidades
habitacionales más “concurridas” de todo el país.
Según
un informe del sitio web RentCafe, Queens
ocupa el tercer lugar en la lista de las ciudades con espacios más estrechos
por persona, solo superado por Santa Ana y Fremont en California.
Este
condado también está en el primer lugar, en el podio de distritos con conversiones ilegales de sótanos, donde los
residentes de la clase trabajadora, en particular los inmigrantes, a
menudo viven en lugares sobre poblados. Allí, en esos espacios, ha sido
imposible que se cumpla con el aislamiento preventivo por la pandemia.
“Una devastación a las
comunidades hispanas”
La
asambleísta colombiana Catalina Cruz, quien
representa el Distrito 39 de
Corona, asegura que es demasiado temprano para hacer proyecciones sobre
los efectos socioeconómicos y emocionales que dejará la pandemia, en este grupo
poblacional vulnerable de la ciudad de Nueva York.
“Aquí
lo que sospechábamos se pone en evidencia. Años de discriminación y de falta de políticas claras para
garantizar lo mínimo a las familias trabajadoras e indocumentadas. Y aquí vemos
las consecuencias. Son décadas de
tratarnos como si no fuésemos humanos”, dijo emocionada, quien tuvo la
vivencia de ser una inmigrante, sin papeles.
Cruz
es testigo en primera línea de cómo
la pandemia está causando una devastación en las comunidades hispanas,
que es muy difícil de describir.
“Más
allá de los números de contagiados y muertos, que son terribles aquí, hay una
realidad de dolor que incluye hambre, imposibilidad de miles de familias de
pagar la renta porque perdieron sus trabajos, y en muchos casos el abismo en
que quedan cientos de personas, porque
no saben cuál es el primer paso para dar sepultura o repatriar los cuerpos de
sus fallecidos”, detalló.
Más recursos en español
Durante
la última semana de marzo y la primera de abril el Hospital Elmhurst, en
Queens, fue el “epicentro del
epicentro” de la pandemia. Un centro de salud que en cuestión de
días sobrepasó el 100% de su capacidad, 545
camas de hospitalización se hicieron insignificantes ante la
expansión del virus en los vecindarios que lo rodeaban.
El
alcalde Bill de Blasio, reconoció el colapso de este recinto de salud y pidió ayuda al Gobierno
federal para solventar esta crisis.
La
comisionada de Salud Dra Oxiris Barbot, ha enfatizado que han hecho
inversiones millonarias dirigidas a las familias hispanas, con información amplia en español y
siguen aumentando los recursos para acercar a las poblaciones más afectadas a
los centros de prueba.
“El
número de muertos en estos grupos doblan a los blancos. Esto tristemente no nos
sorprende por la larga historia de disparidades raciales. Queremos unirnos como equipo de gobierno para
reiterarles a estas comunidades, que el acceso a un seguro médico o su estatus
legal no debe ser una barrera para buscar atención médica, ni
acceder a programas nutricionales de la ciudad”, sostuvo la funcionaria.
Miles de familias
fracturadas
Las
últimas semanas han sido quizás las
horas más difíciles para miles de familias latinoamericanas, que por años
encontraron un hogar aquí y han sido una fuerza motriz en todas las áreas
productivas y de servicios de la ciudad.
Muchos
rostros han ido desapareciendo de los vecindarios.
En
1979, el señor Luis Reyes,
zapatero de profesión, llegó a Queens procedente de Colombia huyendo
de la crisis de su país y como miles de suramericanos encontró en este condado
el sitio ideal para construir una nueva vida.
Relatan
sus allegados que inclusive días previos a sentirse mal, no abandonó su trabajo
en una tienda de reparación de calzado, en la Quinta Avenida de Manhattan.
A
sus 79 años, se levantaba todas las mañanas enérgico para tomar el tren desde su residencia en Richmond
Hill y cumplir con sus clientes. Se contagio de COVID-19 y en pocos días
su vida se apagó uniéndose a la terrible lista de más de 3,500 fallecidos por esta infección en este
condado.
Murió
con el dolor de no cumplir con su sueño, de ver a uno de sus tres hijos de
vuelta al país, porque fue
deportado por las autoridades migratorias.
Radiografía:
El COVID-19 en Queens
·
50,304 casos
confirmados de COVID-19 se habían cuantificado en Queens hasta este jueves, del
total de 162,000 pacientes reportados en los cinco condados de la Gran Manzana.
·
3,832 fallecidos
por coronavirus en este condado desde que se confirmó la presencia de la
enfermedad en NYC.
·
79 códigos postales dispone
este condado.
·
8 de estas áreas postales se
destacan en el mapa de la ciudad por superar los 3,507 casos: Woodside (11377),
Jackson Heights (11372), Elmurst (11373), Forrest Hills (11375) y 11432 y 11434
en Jamaica.
·
23,7% de
los residentes adultos de Elmhurst-Corona y el 21,7% de Jackson Heights no
tienen seguro médico, significando las tasas más altas de toda la ciudad.
·
54,132 menores de edad entre
0 a 17 años viven en Jamaica – St Albans. De acuerdo con CCC en estos
vecindarios se encuentra la mayor concentración de niños, que tienen más
posibilidades que pierdan en los próximos meses a un miembro de su familia por
las tasas altas de infección.
Por: Fernando Martínez
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