Katie Miller, portavoz de
Pence, a la izquierda
WASHINGTON.- El
coronavirus llegó este viernes al círculo cercano al presidente de EE.UU.,
Donald Trump, al confirmarse el contagio de la portavoz del vicepresidente
estadounidense, Mike Pence, mientras la Casa Blanca intentaba minimizar el
segundo positivo por COVID-19 en menos de 24 horas.
Katie Miller, portavoz de
Pence y esposa del asesor responsable de la política migratoria de Trump,
Stephen Miller, dio positivo en el test que la Casa Blanca ordenó hacer a
diario al personal que trabaja en el Ala Oeste desde este jueves, cuando se
confirmó que un asistente del mandatario había contraído también la enfermedad.
“Ella es una joven
maravillosa, Katie, la portavoz… Dio positivo de repente”, explicó Trump
durante un encuentro con congresistas republicanos en la Casa Blanca.
EN EL ENTORNO DE TRUMP
Trump aseguró que Miller “no
ha entrado en contacto” con él y la Casa Blanca se apresuró a indicar que Pence
se hizo este viernes el test y dio negativo.
Sin embargo, la revelación de
que la contagiada es Miller, algo que la Casa Blanca había mantenido en secreto
al confirmar inicialmente el nuevo caso y que Trump divulgó espontáneamente,
sitúa el riesgo de contagio en el entorno más cercano al presidente.
La portavoz asiste a menudo a
las reuniones de las que forma parte el vicepresidente, que son las mismas que
preside Trump, y su esposo, Stephen Miller, escribe la mayoría de los discursos
del mandatario y pasa mucho tiempo con él, además de con su hija y asesora
Ivanka y su yerno Jared Kushner.
La noticia provocó que el
avión que iba a llevar a Pence a Des Moines (Iowa) sufriera un retraso de casi
una hora mientras la oficina del vicepresidente localizaba a seis personas con
las que Miller había estado en contacto recientemente, entre las que algunas
estaban en la aeronave y tuvieron que desembarcar.
Solo unos diez asesores de
Pence se someten diariamente a tests del coronavirus, mientras que el resto de
su personal recibe esa prueba más esporádicamente, según la Casa Blanca, que
precisó que las seis personas que estuvieron en contacto con Miller dieron
negativo este viernes en sus respectivas pruebas.
El segundo contagio en la Casa
Blanca en 24 horas, que se suma al registrado este jueves por un asistente personal
anónimo de Trump y a otro confirmado en marzo también en la oficina de Pence,
ha atraído aún más escrutinio a las medidas de seguridad en el círculo del
presidente.
SIN MASCARILLA
Aunque se somete al test a
diario, Trump no ha llevado nunca una mascarilla en público y en muchos actos
ha ignorado las distancias de seguridad que recomiendan mantener los expertos
respecto a otras personas, algo que la Casa Blanca justifica al afirmar que el
personal de la residencia se hace la prueba regularmente.
Tras visitar este martes una
fábrica de mascarillas en Phoenix (Arizona) sin cubrirse la cara, Trump tampoco
lo hizo al participar este viernes en un acto junto a varios veteranos
nonagenarios de la Segunda Guerra Mundial en el centro de Washington.
Preguntada al respecto, la
portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, dijo durante una rueda de prensa
que la decisión de llevar o no la mascarilla corresponde solo a Trump, y que
los veteranos con los que se reunió “están protegidos” y “tomaron la decisión
de venir (a Washington) porque han decidido poner a su país primero”.
“Hemos puesto en práctica las
directrices de los expertos para mantener seguro este edificio, incluido el
rastreo de contactos”, afirmó McEnany en relación a la Casa Blanca.
La portavoz dijo que no le
preocupa que los casos confirmados en la Casa Blanca pueden asustar a los
estadounidenses que deben volver al trabajo en los estados que están retirando
las medidas de confinamiento.
“Así que a medida que Estados
Unidos reabre (su economía) de forma segura, la Casa Blanca seguirá operando de
forma segura”, zanjó la portavoz.
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