La disfunción eréctil es uno de esos temas difíciles de tratar,
especialmente porque el
poder sexual en el género masculino se entiende como un
elemento de su valor.
Es un problema importante entre los hombres, incluso jóvenes, pues según
reportes de la Sociedad Internacional de Medicina Sexual, la disfunción eréctil afecta hasta un 10
por ciento a hombres menores de 40 años y hasta un 30 por
ciento a menores de 70. Además, se calcula que para 2025, en menos de una
década, afectará a 322 millones de hombres en el mundo.
Las causas de este padecimiento, que consiste en no poder lograr o mantener una erección que permita un
rendimiento sexual satisfactorio, pueden ser de diversa índole. Existe la causa
orgánica, en la que enfermedades que afectan los vasos sanguíneos -como la
hipertensión o la diabetes- impiden
la correcta irrigación de sangre al pene. Esto afecta, en
general, a los hombres mayores de 60 años.
Pero también existe una causa psicológica que, según declaró a La Opinión el doctor Julio Hernández
Fujigaki, especialista en urología, está relacionada con la ansiedad de desempeño durante el acto
sexual, la cual bloquea la erección.
Sin embargo, de acuerdo con una investigación publicada en The Journal of Sexual Medicine, existe una causa psicológica aún más
profunda que desencadena la disfunción eréctil.
Luego de analizar los resultados de 27 estudios realizados a hombres con
el problema y documentación diversa de evaluación y diagnóstico, los
investigadores llegaron a la conclusión de que la depresión es un factor común en hasta
43 por ciento de los pacientes que sufren disfunción.
De acuerdo con esta pesquisa, la depresión aumenta en 39 por ciento las
posibilidades de sufrir disfunción eréctil. Además, el vínculo entre depresión
y disfunción eréctil es innegable, pues los especialistas observaron que tener disfunción eréctil aumenta
el riesgo de depresión en 192 por ciento. Es decir que,
independientemente de la condición que se presente primero, depresión o
disfunción eréctil, la conclusión más probable será un paciente deprimido.
Los investigadores explican que la depresión afecta la calidad de vida
del paciente, y biológicamente “afecta al eje hipotálamo hipofisario adrenocortical,
lo que lleva a un exceso de producción de catecolaminas, lo que a su vez
conduce a la insuficiencia del músculo cavernoso, relajación y disfunción
eréctil. Además, la
mayoría de los fármacos antidepresivos tienen efectos adversos sobre la erección.
Estudios previos han sugerido que la testosterona desempeña un papel clave en
el desarrollo de esta disfunción”.
También indicaron que la
relación entre depresión y disfunción sexual afecta también a las mujeres, en quienes causa falta de
deseo, aversión sexual, incapacidad de disfrute sexual y falla de la respuesta
genital.
Los especialistas sugieren que los pacientes con disfunción eréctil deben ser examinados
de manera rutinaria para la depresión, mientras que los
pacientes que presentan síntomas de depresión deben ser evaluados
rutinariamente para la disfunción sexual.
Fuente: El Diario
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