Estos no son
tiempos para el erotismo.
Como obstetra
y ginecóloga en el Área de la Bahía, he estado atendiendo a mis pacientes a
distancia durante las últimas tres semanas debido a la pandemia del coronavirus.
Cuando les pregunto si tienen nuevas parejas sexuales —una pregunta de rutina—
la respuesta siempre es “no”. Están tomando muy en serio el confinamiento de
California.
De hecho, a
muchas de mis pacientes les importa más tener actualizaciones sobre el virus
que el problema médico (y con frecuencia sexual) por el que me consultan.
La pandemia
está haciendo que la mayor parte del mundo practique un distanciamiento social
y un lavado de manos excepcionales. Este coronavirus es tan nuevo que no sabemos
qué es lo que no sabemos, y mientras surge información nueva a una velocidad
increíble, una recomendación médica ha sido constante: mantener un
distanciamiento social.
Esto ha sido
un ejercicio para priorizar las necesidades y no los deseos. Así que ¿dónde
encaja el sexo en esta ecuación?
P: ¿Deseamos
siquiera tener actividad sexual estos días?
R: Aún es
difícil saberlo. Aunque algunas personas pueden recurrir el sexo para sentirse
mejor o como una distracción temporal, estos son momentos sin precedentes y no
tenemos mucha información.
La depresión y
la ansiedad tienen un efecto negativo en la libido. Algunas personas también
están sin empleo y el desempleo puede afectar el deseo sexual. El tipo de
preocupación que la gente está viviendo abarca muchos ámbitos: la seguridad
laboral, la salud propia, la salud de familiares y amigos, la jubilación y el
acceso a la atención médica, solo por mencionar algunos.
En un estudio
que analizó el efecto que tuvo el terremoto de 2008 en Wenchuán, China, sobre
la salud reproductiva de las mujeres casadas, se descubrió que la actividad
sexual descendió de manera importante, y no solo durante la semana posterior al
terremoto.
El 67 por
ciento de las mujeres casadas informaron que antes del terremoto tenían
relaciones sexuales dos veces o más a la semana. Una semana después del
terremoto, esa cifra cayó a un cuatro por ciento. A las cuatro semanas, solo el
24 por ciento informó que tenía relaciones sexuales dos o más veces a la
semana, muy por debajo del punto de referencia.
Aunque este
estudio se basa en información retrospectiva —a las mujeres se les pidió que
recordaran su actividad sexual ocho semanas después del terremoto— y un
terremoto no es lo mismo que una pandemia, parece poco probable que aumente la
actividad sexual en general.
No obstante,
el trauma —y es verdad que estos son momentos traumáticos para algunas
personas— también puede incitar a correr riesgos en el ámbito sexual, como
tener relaciones sin protección o bajo la influencia de drogas o alcohol.
P: ¿Qué se
considera ‘sexo seguro’ en estos momentos?
R: El riesgo
de contagiarse del coronavirus comienza tan pronto como alguien se acerca a
menos de dos metros de distancia. (Y claro que si tienes relaciones sexuales,
el riesgo de embarazo y de contraer enfermedades de transmisión sexual es el
mismo y la definición habitual de “sexo seguro” sigue estando vigente).
Seguro en
alguna parte has leído esto: el coronavirus se transmite por núcleos de
gotitas, briznas diminutas de material infeccioso demasiado pequeñas para
verlas a simple vista. Se desprenden del rocío de la nariz y la boca al
respirar, hablar, toser y estornudar.
Las personas
contraen el virus al compartir el aire en un mismo espacio —un radio de dos
metros, la distancia que se cree que recorren los núcleos de gotitas, aunque si
se tose pueden llegar más lejos— e inhalar las partículas infecciosas. O los
núcleos de gotitas caen sobre una superficie y la vuelven infecciosa. Si
tocamos esa superficie y luego nos llevamos las manos a la cara, se completa la
cadena de transmisión.
Si tienes
relaciones sexuales con alguien infectado por el coronavirus, no hay nada que
podamos recomendar para reducir el riesgo de contagio, ni ducharse de pies a
cabeza con jabón antes e inmediatamente después del sexo, ni usar condón. (El
Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York publicó estas
pautas).
No sabemos si
el coronavirus está presente en las secreciones vaginales o en la eyaculación,
pero se ha identificado en las heces fecales. Con base en lo que sabemos en la
actualidad sobre la transmisión del coronavirus, parece poco probable que el
sexo vaginal, anal u oral plantee un riesgo importante de transmisión.
P: ¿Quiénes
son las parejas más seguras?
R: Es mejor
restringir el sexo a la pareja sexual con la que vives (HSP, por su sigla en
inglés), quien también debe estar siguiendo las recomendaciones de higiene de
manos y distanciamiento social. La OMS marca un riesgo del tres al diez por
ciento de transmisión en el hogar, pero esto se basa en datos preliminares. No
sabemos cómo influyen los besos o la actividad sexual en la transmisión.
El objetivo de
limitar el contacto sexual a la pareja con la que vives y mantener el
distanciamiento social en general es que la cadena de transmisión termine en tu
casa si alguna persona se contagia.
Si tu HSP
tiene síntomas de COVID-19, o ha estado expuesto, no tengan relaciones
sexuales. De todas formas, quizás esté demasiado fatigado, pero es probable que
aumente el riesgo de que te contagies con un contacto cercano e íntimo. Si es
posible, duerman en habitaciones separadas.
Si tienes más
de un baño, asigna uno para la persona enferma o que haya estado expuesta.
Intenten mantener una distancia de dos metros y ser obsesivos acerca de la
limpieza de las superficies. Si estuvieron expuestos, se recomienda que vivan
tan separados como sea posible en su casa durante catorce días.
P: ¿Y si no
tengo HSP? ¿Ahora tengo que practicar el celibato?
R: Lamento
decir que sí, esas son las recomendaciones… por ahora.
Pero eso no significa
que no puedas conocer gente en internet: empieza hablando por teléfono, haz
videollamadas, manda mensajes con contenido sexual o practica el sexo por
teléfono, si eso te apetece.
¿Y si alguien
que conoces en internet propone verse en persona? Eso solo te dice cuánto
valora su propia seguridad, pero lo más importante es cuánto valora tu
seguridad.
P: ¿Qué hay de
‘un compañero sexual COVID’?
R: He
escuchado que hay gente que habla de esto: un compañero sexual que acepta el
distanciamiento social con todos los demás, pero ustedes dos se ven para
desahogarse.
En verdad no
lo recomiendo (por ahora): el distanciamiento social significa limitar el
contacto con personas que no viven en tu casa. Cada persona adicional que entra
a tu casa aumenta el riesgo. Y, claro, dependes de que esa persona esté tan
atenta al distanciamiento social como tú, sin mencionar el riesgo durante el
traslado de tu casa a la de tu compañero. Por el momento, el riesgo es
demasiado alto.
¿Podríamos
tener contacto íntimo con personas que dieron positivo en una prueba de
coronavirus, catorce días después de ese resultado? Eso no me sorprendería. Sin
embargo, no sabemos mucho sobre la inmunidad (la probabilidad de volverse a
contagiar) al coronavirus después de la infección. Y como las pruebas son
escasas, muchas personas pueden estar infectadas, pero no se les puede realizar
la prueba.
Con los
coronavirus estacionales que provocan el resfriado común, la inmunidad dura
casi un año, pero con los coronavirus más agresivos como los del SRAG o el
SROM, parece que la inmunidad dura más tiempo. Pero aún no sabemos lo
suficiente como para hacer recomendaciones concretas en términos del
comportamiento posterior a esta enfermedad.
P: ¿Cómo será
el sexo seguro en el futuro?
R: Por el
momento, la única manera de tener sexo seguro es no tenerlo con parejas con las
que no vives.
¿Si tú o tu
HSP están en alto riesgo, debes tomar precauciones adicionales para reducir aún
más el riesgo de transmisión —renunciando al sexo y a los besos, durmiendo en
habitaciones separadas— en caso de que alguno de los dos tenga una infección
asintomática? Tal vez sería prudente que consultaras a tu médico.
¿Pero qué
pasará cuando volvamos a salir de casa —que puede ser dentro de unos meses— y
empecemos a pensar en vernos en persona e incluso tener relaciones sexuales?
Nadie sabe si
todos vamos a sentir la necesidad de tener sexo después de esta cuasi
hibernación. Una preocupación es que haya un posible aumento en la toma de
riesgos y de enfermedades de transmisión sexual inmediatamente después de la
pandemia. (Después de todo, no podemos dar por hecho que si alguien no tuvo
relaciones sexuales durante la pandemia, no tiene una enfermedad de transmisión
sexual; la mayoría de las enfermedades de transmisión sexual no presentan síntomas
y pudieron haberse contraído antes de la pandemia).
Si todo esto
suena bastante desolador, es porque lo es. Por ahora, el coronavirus tal vez
significa menos sexo en general, ya sea por la falta de un compañero sexual en
casa o porque ha disminuido el deseo por otras personas. O ambas cosas.
Sin embargo,
ojalá que esto solo sea pasajero.
En la medida
en que todos nos comprometamos con el distanciamiento social, más rápido
podremos regresar a nuestras actividades.
La pandemia
del coronavirus plantea muchas preguntas en torno al contacto físico íntimo
seguro y cómo puede ser en el futuro. (Claire Milbrath/The New York Times)
0 Comentarios