Con casi 400,000
infectados de coronavirus COVID-19 en el mundo y más de 17,000 muertos, comprender
cómo actúa y cómo se contagia el virus es una de las mejores armas para
evitar el pánico y para cuidarse.
Las fases en que el
coronavirus infecta el cuerpo han sido resumidas por un
reporte de The Mirror, con el fin
de resumir el proceso de la enfermedad en el organismo.
Primera fase: la
incubación
Con el contagio del
virus a través de las mucosas, cuando se ha tocado una superficie infectada y
posteriormente se tocan la nariz, la boca o los ojos, o bien cuando se inhalan
partículas del germen, inicia el periodo de incubación. Esta etapa dura
alrededor de cinco días y puede ser asintomática. Posteriormente el
coronavirus comenzará a infectar las células de la garganta, las vías
respiratorias y los pulmones, mismas que replicarán al virus para que infecte
aún más células sanas.
Fase 2: Enfermedad
ligera
Afortunadamente,
para un 80 por ciento de los infectados ésta será la última fase de la
enfermedad. Es en este momento que se manifiestan los síntomas más
generales: fiebre, dolor de cabeza, tos y malestar general. Estas señales
son parte de la respuesta del sistema inmunológico que, al reconocer el virus,
libera sustancias llamadas citocinas, que producen fiebre y tos.
En general, esta
etapa dura sólo una semana, hasta que el sistema inmunológico reduzca la
infección y haga que los síntomas desaparezcan.
Fase 3: Enfermedad
severa
Alrededor de un 20
por ciento de los infectados cursarán esta etapa. Una respuesta
exagerada del sistema inmunológico ante la presencia del virus generará una
gran inflamación y complicaciones como neumonía, cuando los pulmones
comienzan a llenarse de agua y respirar se convierte en una tarea difícil. Por
ello, en este momento muchas personas requieren hospitalización y ayuda
mecánica para respirar.
Fase 4: Enfermedad
crítica
Sólo un seis por
ciento de los casos llegan a esta etapa y presentan un verdadero riesgo
de muerte. Cuando la respuesta del sistema inmunológico es descontrolada, daña
a varios órganos del cuerpo, lo que puede llevar incluso a un shock séptico en
el que no sólo los pulmones, sino también los riñones o el hígado, sucumben en
una falla multiorgánica. Afortunadamente, estos casos son los menos.
Fuente: El Diario
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