Son cada vez más los acusados de matar a mujeres que
argumentan haber estado practicando “sexo duro” con ellas cuando murieron para
esquivar una condena mayor. Eso es lo que afirman
unos activistas que piden cambiar las leyes de Reino Unido para que ese tipo de
defensa no sea admitida.
El
asesinato de la mochilera británica Grace Millane en Nueva Zelanda en diciembre
de 2018 provocó indignación y repulsión en el país, no sólo por las
circunstancias en las que falleció sino por la forma en la que el autor intentó
explicar su muerte.
El
hombre le dijo a la policía que ella le había pedido que la estrangulara cuando estaban teniendo
sexo y que su muerte había sido un accidente.
En
el tribunal se discutieron los detalles personales sobre la vida sexual de la
joven de 22 años y su aparente interés en BDSM, un término que abarca varias
prácticas eróticas consensuadas como el bondage,
la dominación, la sumisión, el sadismo y el masoquismo.
Y
estos detalles aparecieron publicados en medios de todo el mundo, junto a otros
artículos que criticaban cómo con ello se la estaba “tildando de prostituta” y
responsabilizándola de su propia muerte.

Harman cree que en todos los casos deberían
ser procesados por asesinato.
“Un hombre que es capaz de responsabilizar a
la mujer que matan de su propia muerte está diciendo que ella quería la
violencia”, le dijo Harman al programa Woman’s Hour de la BBC.
“Y el problema es que allí había dos personas
y ahora sólo una de ellas puede hablar, porque la otra está muerta, y por lo
tanto su versión de los hechos no será escuchada”, explicó.
En el caso de Millane, la defensa que
presentó el acusado fue rechazada y éste fue condenado por su asesinato.
Sin embargo, los activistas advierten que se
está usando también en otros juicios.
¿Cuán común es el sexo duro?
Según
un sondeo comisionado por la BBC y publicado en noviembre, el sexo duro es muy
común en Reino Unido.
Para
la encuesta se les preguntó a 2.000 mujeres de entre 18 y 39 años si habían
practicado una serie de actos sexuales.
La
mayoría (59%) había experimentado bofetadas, el 38% experimentó estrangulación,
el 34% fue amordazada, el 20% dijo haber sido escupida y el 59% mordida.
Casi
la mitad de las mujeres (44%) indicó que estos actos siempre habían sido
deseados.
Sin
embargo, el 29% dijo que en ocasiones éstos no habían sido deseados, el 14%
señaló que no habían sido deseados la mayor parte del tiempo y el 10% expresó que fueron indeseados en
todas las ocasiones.
El
Centro para la Justicia de las Mujeres, una organización no gubernamental
británica, señala que las cifras muestran que existe “una presión creciente
sobre las jóvenes para que acepten actos violentos, peligrosos y humillantes”,
lo cual es “probable que se deba a la normalización de la pornografía extrema”.
Pero
una mujer de 28 años, quien habló de forma anónima con la BBC, dice que el
sentimiento de dominación que surge con la estrangulación es “una fantasía
sexual bastante común”.
“A
veces durante el sexo mi pareja me pone las manos alrededor de la garganta y me
retiene” dice. “Aunque nunca llega al extremo de no dejarme respirar”.

Si
es tu caso y “tienes dudas sobre la capacidad de esa persona para mantenerte
segura, di no. Una vez que te muestras de acuerdo, hay una línea entre el sexo
consensual duro y el abuso peligroso, y debes de poder comunicar de forma
verbal o no verbal dónde está esa línea”.
“Una
persona que pide sexo duro no tiene la intención de morir, así que cuando la
pareja lo hace debe tratarse, como
mínimo, de negligencia”.
“Si
tratas de no matar a alguien, no lo matarás. Es sólo cuando no tratas de no
hacerlo, o cuando en realidad estás tratando de matarlo, cuando lo matarás”.
La práctica del estrangulamiento durante el sexo es potencialmente
letal, según el patólogo Stuart Hamilton.
Es “inherentemente
peligroso” debido a que la compresión de los vasos sanguíneos provoca una falta de
flujo de sangre al cerebro, dice.
“Con la presión en el cuello, normalmente
caes inconsciente rápidamente”.
“No tengo por qué imponer mi opinión sobre lo
que la gente hace en privado en sus hogares. Personalmente, no me gusta, pero
hay que ser muy conscientes de que es algo peligroso”, señala.
“Pero si estás en tu sano juicio y tu pareja
deja de respirar, un jurado podría con razón inferir que lo lógico es que
deberías haber dejado de estrangularla preguntarle si estaba bien, en lugar de
mantener la presión”, dice.
Desafíos legales
En términos de establecer si existe la
intención de causar un daño grave, el patólogo afirma que este tipo de casos
presentan muchos desafíos.
Hamilton, quien en febrero de 2018 examinó el
cuerpo de la británica Charlotte Teeling después de que fuera estrangulada por
Richard Bailey durante el sexo, indica que fue difícil deducir con los exámenes
forenses si hubo o no intención de matar.
“Lo que muestran los hallazgos físicos es si
alguien fue estrangulado hasta morir”, señala. “Pero si tú estrangulas a
alguien deliberadamente para matarlo o si ves algo en internet y decides
llevarlo a cabo y esto resulta terriblemente mal, los
hallazgos físicos no serán diferentes”.
“No sabemos cómo fueron las deliberaciones en
la sala del jurado, pero creo que el hecho de que él (Richard Bailey) dejara el
cuerpo en su departamento durante una semana y usara las tarjetas bancarias de
ella (Charlotte Teeling) después de que muriera probablemente influyó en las
mentes de los miembros del jurado”.

La
ley actual establece que si una persona mata a otra durante la actividad sexual
se le puede acusar solamente de homicidio.
Para
acusarla de asesinato es necesario
que haya habido intención de matar o de causar lesión
corporal grave.
¿Excusa “creíble”?
Algunos
expertos, sin embargo, afirman que los acusados no necesariamente se están
librando de una acusación de asesinato al usar la defensa de “sexo duro”.
La
doctora Samantha Pegg, profesora de ley criminal de la Escuela de Leyes de
Nottingham, Inglaterra, es uno de ellos.
“No
es una excusa que un jurado necesariamente va a creer”, afirma.
“(Los
miembros del jurado) van a analizar los hechos y decidir si existe alguna
verdad en el asunto o si (el acusado) sólo está tratando de convencerlos de que
es la gente la que se compromete en ese tipo de actividades”.

Pero
¿qué ocurre si el realmente no intentaba lesionar a la pareja al estrangularla?
“Bueno, eso es mala suerte”, dice la parlamentaria. “Tuvo la intención de
apretarle el cuello con las manos”.
Preocupación
Sin
embargo, algunos abogados con los que habló la BBC se muestran preocupados por
esto.
“La
ley hace una distinción (entre asesinato y homicidio) porque los cargos por
asesinato están, correctamente, reservados para los casos en los que una
persona deliberada e intencionalmente le causa a otra un daño grave que resulta
en su muerte”, dice la abogada Abimbola Johnson.
Asimismo,
la fiscal Rosina Cottage señala: “Retirarle a un individuo la defensa de
asesinato es una medida extrema y esto sólo debería ser llevado a cabo después
de una discusión amplia y considerada sobre las ramificaciones”.
Y
el abogado Myles Jackman cree que retirar el derecho a esa defensa sería
una “intrusión horrenda en los
derechos y libertades”.
“Realmente
me preocupa que alguien pueda morir durante el sexo duro consensual y que la
persona responsable de ello no tuviera la intención de que ocurriera”, dice.
“Algo
así es un accidente terrible que arruina la vida de quien se vio envuelto en
ello y no se le debería castigar de la misma forma que a alguien que
deliberadamente abusó de una víctima que encontró en Tinder”.
Por: BBC News Mundo
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